Cuando el tipo se empezaba a exaltar y decía "Fulano, Mengano, Zutano, de nuevo para Fulano", cada vez más fuerte, más rápido, yo me iba compenetrando y levantaba cada vez más la voz en mi cabinita.
Yo creía que la vocecita era lo peor, pero me di cuenta de que si algo le pone tensión a 90 minutos seguidos de la nada misma, es el relato. Chapeau.
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